Belloc, Hilaire. La prensa libre: ensayo sobre la
manipulación de las noticias y de la opinión pública, y sobre cómo
contrarrestarla. Editorial Nuevo Inicio. Granada, 2007.
Hilaire Belloc fue un ensayista de nacionalidad franco-británica,
extraña combinación que convierte todo lo que dice en algo alucinante. Belloc
fue también un paladín de la prensa libre y escribió en periódicos de escaso
éxito económico y gran influencia en intelectuales de su tiempo. Hablamos de
cabeceras como The New Eye o The Eye Witness, que desde posturas muy diferentes
denunciaron la corrupción económica y política.
Belloc establece la noción de prensa libre en contraposición
a la de prensa oficial controlada por la plutocracia, que sería, en último
extremo, la que tendría capacidad de dictar las ideas dominantes. Para el
periodista anglo-francés, la prensa libre tiene tres motivaciones: la
propaganda (necesidad de expresar determinadas causas políticas o ideas), la
indignación frente a la ocultación de la verdad, y el combate frente al poder
sin responsabilidades. Belloc escribe: “La pura necesidad de poder decir
ciertas verdades, que esos tipos poderosos pero ocultos se negaban a contar,
era una fuerza que trabajaba con una gran potencialidad y que casi obligaba a
la producción de prensa libre paralela a la prensa oficial”.
Aunque voluntarioso colaborador de la prensa libre, Belloc también
era consciente de que esta prensa, a la que animaba algo semejante al espíritu
quijotesco, tenía serios problemas. Él los resume en cuatro: el problema de ir
a contracorriente, el lastre de las particularidades y excentricidades que
suelen tener estos periódicos, la debilidad económica (véase la dificultad para
la distribución, para encontrar anunciantes…) y las trabas para obtener
información.
Sin embargo, a pesar de todo, el autor de La prensa libre era optimista. De hecho,
escribió su ensayo para explicar cómo era posible contrarrestar de forma
efectiva la manipulación de las noticias y de la opinión pública. Las tres
razones que adujo para el triunfo de la prensa libre, que hoy tienen curiosa
vigencia, son:
1. Que la
prensa oficial no cautiva. La prensa libre, en cambio, es devorada con fruición
por sus lectores. Una prueba del problema de la prensa oficial es la
dependencia de los titulares. En cambio, los pocos lectores de la prensa libre
son mucho más receptivos hacia los contenidos de ésta, obviando incluso sus
errores de diseño. La prensa libre genera la lealtad que desearían tantos y
tantos periódicos actuales. Una lealtad que hace posible la supervivencia a
pesar de la falta de anunciantes.
2. La
prensa libre afecta a los productores de ideas y al grupo que comúnmente las
aplican. En tiempos en los que se cuestiona la moral e impera el relativismo,
como hogaño, los buenos lectores se refugian en los lugares alternativos.
3. La
verdad siempre acaba por salir a flote. El tiempo lo pone todo en su sitio.
Lo que
se deduce de ello es que la prensa libre es una alternativa a las prácticas
deshonestas en el periodismo, un freno al abuso de poder, y una oportunidad de
que los ciudadanos recuperen la libertad perdida.
Alonso de Blanco
Muy interesante y actual comentario sobre un tema que está puesto sobre el tapete de la discusión en las políticas del mundo.
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