por Carlos Ibáñez Quintana, en el local de la Sociedad 26 de abril
Si levantáis
la cabeza podréis ver el retrato de D. Carlos VII.
En 1875, se
dirigieron a D. Carlos los ayuntamientos de Guipúzcoa pidiéndole instrucciones
para su funcionamiento. La contestación que les dio fue: “¿Qué os voy a decir?
De los problemas de vuestros pueblos sabéis más vosotros que yo?”
Don Carlos
reconocía la limitación de su poder ante la vida de la sociedad. Reconocía que
su misión no era inmiscuirse en la vida de los ayuntamientos.
La
contestación de D. Carlos tiene hoy una aplicación práctica. Es que el Estado
ha anulado las competencias de la sociedad y se mete en todo. Recientemente se
ha dado la noticia de que la más acreditada fábrica de salchichones de Vich ha
sido castigada por la Generalitat con
una multa de 30.000 € y se ve obligada a cerrar después de 160 años de
existencia. El motivo que usa la denominación de origen Vich sin atenerse a las
normas de calidad que el Gobierno
catalán ha promulgado. Por los visto los políticos saben más de hacer
salchichones que los fabricantes que se han acreditado con una tradición de
siglo y medio. Hace unos días en una tertulia televisiva el Alcalde de Málaga
se quejaba de que el Gobierno de Andalucía retiene muchas funciones que
deberían corresponder a los ayuntamientos.
El Estado lo
ha absorbido todo. El Estado cuida de nosotros desde la cuna hasta la tumba. De
esa manera quiere convertir la tierra en un paraíso y librarnos de todos
nuestros problemas. Organiza nuestra sanidad, nos impone la educación de
nuestros hijos, legisla, con leyes contrarias a la naturaleza, sobre la familia
y el matrimonio, dirige la economía y las finanzas...Y todo lo hace muy mal.
¡Ah!, pero entretanto, para atender a esas necesidades nos despluma con
impuestos gravosos, que luego los políticos administran poniendo en práctica el
viejo dicho de que “el que reparte bien reparte, si se lleva la mejor parte”.
Se hace
preciso lo que ya dijo Vázquez de Mella
hace más de cien años: “que el Estado devuelva a la sociedad las competencias
que le ha usurpado. Se hace preciso que la sociedad reaccione y reclame sus
derechos al Estado omnipotente y tiránico. Y en esa necesidad hemos coincidido
tres grupos políticos.
El más viejo
de todos, la Comunión Tradicionalista Carlista, porque siempre lo ha mantenido.
Los más jóvenes, Alternativa Española y Familia y Vida, porque la realidad de
los hechos se lo ha hecho ver.
El
establecimiento de esa coalición no ha sido fruto del tan llevado y traído
consenso, sino de algo más firme: la coincidencia en la verdad. Los del consenso
se reúnen, discuten, ceden a regañadientes y llegan a un acuerdo. Nosotros no
hemos necesitado más que ponernos en contacto y la redacción de un programa
común no ha exigido ningún consenso. Porque en nuestros respectivos programas
estaba ya contenido lo que ahora presentamos. No hemos necesitado más que
considerar lo que para España y Europa es más urgente en estos momentos: librar
a la Sociedad de la opresión del Estado. Es algo que está a la vista. Por eso,
porque existe un acuerdo previo sobre algo tan importante, es de esperar que
nuestra coalición dure. El nombre adoptado, Impulso Social, es suficientemente
representativo de lo que queremos defender.
Mientras, los
del consenso, los que llegaron a un acuerdo a base de ceder, o fingir que
cedían, andan ya a la greña atacando a la Constitución que aprobaron,
reconociendo que necesita ser refirmada o haciendo caso omiso de lo que en ella
se contiene.
En otras
ocasiones la Comunión Tradicionalista se ha unido a otros grupos para luchar
por un objetivo común. Pero si comparamos aquellas alianzas con la que ahora
hemos logrado veremos una diferencia fundamental: en aquellas se trataba de
unir fuerzas. En nuestra circunstancia se trata de defender un ideal común, en
el que ya veníamos coincidiendo. Como carlista mi entrega a la labor de Impulso
Social es una continuación de mi entrega de toda mi vida al Carlismo. Y a ella
me entrego con el mismo entusiasmo y afán que me ha hecho permanecer en la
Comunión a despecho de las circunstancias adversas por que ha tenido que pasar.
Y me emociona pensar que ha llegado el momento de luchar en defensa de los
ideales.
El sistema
imperante en toda Europa se basa en un error: parte del individuo como si fuera
un ser aislado. Y no es verdad. El individuo es importante. Cada uno de
nosotros somos irrepetibles. Pero todos hemos nacido y vivimos en sociedad. La
sociedad es, por tanto, fundamental. Es lo que decía un filósofo muy invocado
por las izquierdas: “yo soy yo y mi circunstancia”. Pues esa circunstancia es
la Sociedad en cuya defensa hoy levantamos la bandera.
La Sociedad
es algo real. La vida nace en la familia. El hombre es el único animal que
necesita de la familia durante muchos años. Las familias forman municipios y
los municipios comarcas y regiones.
El hombre se
prepara para la vida estudiando en los centros adecuados. Luego ejerce una
profesión. Comparte necesidades e intereses con otros hombres. Forma parte de
la Sociedad y la Sociedad es lo que queremos defender desde Impulso Social.
Mientras que
los partidos políticos son algo artificial de lo que podemos prescindir. Algo
que se ha convertido en grupos de presión, afanados en conquistar el poder en
beneficio de sus afiliados y con completo desprecio del bien común. Bandas de
delincuentes y no lo decimos solo nosotros. Ellos mismos se acusan unos a
otros. Y los jueces actúan en consecuencia imputando a los más destacados de
sus miembros.
En defensa de
una Sociedad ninguneada por el Estado nos levantamos quienes formamos Impulso
Social. Otros grupos de descontentos han surgido en España, negando que el
parlamento, tal como está configurado, represente al pueblo. Pero de ellos nos
separa algo fundamental: mientras ellos piden al Estado que resuelva los
problemas, nosotros le pedimos que se limite a sus funciones de gobernar, que
permita organizarse a la Sociedad, para que a los que componemos esa Sociedad
se nos de la oportunidad de ser nosotros quienes los resolvamos.
Hoy queremos
llevar una representación a Europa. Donde nuestros hermanos de otros pueblos
están empeñados en la misma lucha que nosotros. Hace una semana han triunfado
en Hungría un partido que defiende los principios cristianos de su nación. En
Alemania ha surgido un nuevo movimiento que proclama: “Dios le ha dotado al
hombre de dignidad, libertad, individualidad, razón y responsabilidad. Esto es
el fundamento del derecho humano y de una democracia libre el la que impere la
justicia”. No estamos solos.
Pero esto no
es más que una primera etapa de una lucha que hemos de continuar. Una lucha que
tenemos que ganar en España. En esta España que reclama libertad y le dan
partidos políticos que se la secuestran. Que reclama libertad para sus regiones
y le han dado autonomías que nos son más que nuevos gobiernos absorbentes,
centralistas, meras copias del de Madrid.
De Dios
procede la libertad. Un sistema político basado en la mentira ilusiona al
pueblo con el señuelo de que es soberano. Y mientras le arrebata las libertades
que necesita para una vida humana. Con la confianza puesta en Dios, que nos
quiere libres y es el único que puede hacernos libres, nos aprestamos a la
lucha. ¡Animo pues, que venceremos!
Ermua. Foto: Zarateman. Creative Commons CC0 1.0 Universal Public Domain Dedication |
Maravillosa y compendiada locución del sentimiento político del Carlismo. Ángel.
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