miércoles, abril 23, 2014
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Nos llegan noticias, y hemos comprobado el cartel, de la casi acertada campaña de Bildu en la que la Comunión Tradicionalista Carlista aparece como adalid de la cultura de la vida. Como es de bien nacidos ser agradecidos, nosotros podríamos reconocer el acierto en señalarnos como sus enemigos, porque quizá nosotros, más que nadie, nos situamos enfrente, con la cabeza erguida y el pecho descubierto, defendiendo a las víctimas más silenciadas de cuantos holocaustos ha sufrido la humanidad en los últimos siglos: las del crimen del aborto. Podríamos reconocerles el mérito de la lucidez en ver lo que muchos no terminan de ver: que tal vez no seamos los únicos –al menos de nombre- defensores de la vida del concebido, en política (nuestra participación en la coalición Impulso Social lo atestigua), o en el campo del activismo provida donde las siglas y la diversidad del trabajo llevado a cabo se multiplican (en la Coordinadora por la Vida lo sabemos). No seremos, pues, los únicos, pero sí, sin duda, los que con mayor peso doctrinal y recorrido histórico nos mantenemos en la trinchera de la defensa de los ideales que son salvaguarda de la vida de los inocentes. Esa es la lucidez que podríamos reconocerles: que supieran ver que el tradicionalismo, que sigue vivo y presentando batalla no se sitúa en el otro extremo del mismo y compartido espectro político, sino en valiente confrontación contra la filosofía del sistema del que forma parte Bildu (la que habla de “derechos de las mujeres” para enmascarar un crimen). Algunos lo intuyen, pero pocos como ustedes, gentes de Bildu, lo han sabido expresar así. No habrá sido por falta de siglas, por falta de nombres u organizaciones: algunas más numerosas y tal vez más ruidosas que, diciéndose provida, se sitúan en ocasiones en la palestra de la actualidad. Pero Bildu, de todos, se ha fijado en nosotros. Será que somos menos, pero más peligrosos. Nosotros, lo sabemos, estamos aquí desde siempre. Y eso, reconozcámoslo, otorga cierto “caché”. 

Somos bien nacidos, ya lo he dicho, y estamos prestos al agradecimiento. Lo estaríamos al vernos acompañados en esta lucha fundamental, por dos Excelentísimos y Reverendísimos Pastores de la Iglesia, como los Señores Obispos de San Sebastián y Pamplona. Así parece reconocerlo los de Bildu.

Agradecidísimos quedaríamos, por otro lado, al estimar en no poca la ayuda en el tema pecuniario, pues con las escaseces monetarias que en esta orilla del Rubicón nos movemos, es apreciable la campaña que “gratis et amore” (y escribo sin pensar “amore”) nos brinda Bildu de cara a las próximas elecciones europeas.

Somos agradecidos, en fin, pero no a cualquier precio, porque, “señores” de Bildu: ustedes han patinado justo cuando, al sentirnos señalados por sus maculadas falanges, podríamos haber mascullado un ¡gracias! no sin ser pocos los reparos que ello nos habría causado.

Porque habiéndose mezclado en la foto un confeso abortista como Gallardón y se le haya situado en el lado de los que defendemos la vida es un lapsus garrafal que nos agota la paciencia y el humor irónico que nos venimos gastando con el cartel de marras. El artífice de la primera ley en toda la historia de España que despenaliza por completo a la mujer que causa la muerte de su hijo en su vientre no merece nuestra compañía ni nuestra simpatía. Gentes de Bildu: se os nubló fatalmente la vista. Gallardón está de vuestro lado; no aquí donde, quienes estamos en la defensa de la vida desde nuestro cuatrilema inmortal, nos caracterizamos por la fidelidad y firmeza en los ideales. Quedáoslo: seguro que os entendéis mejor con él porque (tenedlo presente) cuando miréis a quiénes tenéis enfrente en la cultura de la muerte, y veáis quién se sitúa de frente y enfrentados a vosotros en defensa de los no nacidos, nos encontraréis a nosotros, no a él.

Jorge P.

Delegación de Vida y Familia de la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC)

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