Nos llegan noticias, y hemos
comprobado el cartel, de la casi acertada campaña de Bildu en la que la
Comunión Tradicionalista Carlista aparece como adalid de la cultura de la vida.
Como es de bien nacidos ser agradecidos, nosotros podríamos reconocer el acierto
en señalarnos como sus enemigos, porque quizá nosotros, más que nadie, nos
situamos enfrente, con la cabeza erguida y el pecho descubierto, defendiendo a
las víctimas más silenciadas de cuantos holocaustos ha sufrido la humanidad en
los últimos siglos: las del crimen del aborto. Podríamos reconocerles el mérito
de la lucidez en ver lo que muchos no terminan de ver: que tal vez no seamos
los únicos –al menos de nombre- defensores de la vida del concebido, en
política (nuestra participación en la coalición Impulso Social lo atestigua), o
en el campo del activismo provida donde las siglas y la diversidad del trabajo
llevado a cabo se multiplican (en la Coordinadora por la Vida lo sabemos). No
seremos, pues, los únicos, pero sí, sin duda, los que con mayor peso doctrinal
y recorrido histórico nos mantenemos en la trinchera de la defensa de los
ideales que son salvaguarda de la vida de los inocentes. Esa es la lucidez que
podríamos reconocerles: que supieran ver que el tradicionalismo, que sigue vivo
y presentando batalla no se sitúa en el otro extremo del mismo y compartido
espectro político, sino en valiente confrontación contra la filosofía del
sistema del que forma parte Bildu (la que habla de “derechos de las mujeres”
para enmascarar un crimen). Algunos lo intuyen, pero pocos como ustedes, gentes
de Bildu, lo han sabido expresar así. No habrá sido por falta de siglas, por
falta de nombres u organizaciones: algunas más numerosas y tal vez más ruidosas
que, diciéndose provida, se sitúan en ocasiones en la palestra de la
actualidad. Pero Bildu, de todos, se ha fijado en nosotros. Será que somos
menos, pero más peligrosos. Nosotros, lo sabemos, estamos aquí desde siempre. Y
eso, reconozcámoslo, otorga cierto “caché”.
Somos bien nacidos, ya lo he
dicho, y estamos prestos al agradecimiento. Lo estaríamos al vernos acompañados
en esta lucha fundamental, por dos Excelentísimos y Reverendísimos Pastores de
la Iglesia, como los Señores Obispos de San Sebastián y Pamplona. Así parece
reconocerlo los de Bildu.
Agradecidísimos quedaríamos, por
otro lado, al estimar en no poca la ayuda en el tema pecuniario, pues con las
escaseces monetarias que en esta orilla del Rubicón nos movemos, es apreciable
la campaña que “gratis et amore” (y escribo sin pensar “amore”) nos brinda
Bildu de cara a las próximas elecciones europeas.
Somos agradecidos, en fin, pero
no a cualquier precio, porque, “señores” de Bildu: ustedes han patinado justo
cuando, al sentirnos señalados por sus maculadas falanges, podríamos haber
mascullado un ¡gracias! no sin ser pocos los reparos que ello nos habría
causado.
Porque habiéndose mezclado en la
foto un confeso abortista como Gallardón y se le haya situado en el lado de los
que defendemos la vida es un lapsus garrafal que nos agota la paciencia y el humor
irónico que nos venimos gastando con el cartel de marras. El artífice de la
primera ley en toda la historia de España que despenaliza por completo a la
mujer que causa la muerte de su hijo en su vientre no merece nuestra compañía
ni nuestra simpatía. Gentes de Bildu: se os nubló fatalmente la vista.
Gallardón está de vuestro lado; no aquí donde, quienes estamos en la defensa de
la vida desde nuestro cuatrilema inmortal, nos caracterizamos por la fidelidad
y firmeza en los ideales. Quedáoslo: seguro que os entendéis mejor con él
porque (tenedlo presente) cuando miréis a quiénes tenéis enfrente en la cultura
de la muerte, y veáis quién se sitúa de frente y enfrentados a vosotros en
defensa de los no nacidos, nos encontraréis a nosotros, no a él.
Jorge P.
Delegación de Vida y Familia
de la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC)
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