Ante las insinuaciones de las
últimas semanas, a raíz de la exposición realizada en el Parlamento que debería
ser de todos los navarros, que intentan relacionar a mi padre y resto de la
familia con cualquier acto de violencia o represión, mediante caricaturas o
menciones explícitas, quiero afirmar de forma tajante y de una vez por todas,
en mi nombre, en el de mi padre Ignacio Baleztena Ascárate y en el del resto de
mis antepasados que al igual que ellos condeno (sí, condeno, ese verbo que a
algunos tanto les cuesta conjugar) y es más, maldigo, todos los crímenes,
represalias, asesinatos, torturas y vejaciones, que se cometieron de forma
cobarde antes de la guerra (en la II República), durante la guerra y en la
postguerra (durante la dictadura franquista) en ambos bandos, en Navarra y en
toda España, que acabaron de forma ruin con la vida de miles de personas,
muchos de ellos navarros de ambos bandos.
Cualquier persona que se hubiera
interesado en indagar la verdad mínimamente debería conocer la posición de mi
familia que quedó bien clara cuando mi tío Joaquín Baleztena Ascárate, Jefe
Regional Carlista, hizo este llamamiento el 23 de Julio de 1936 que fue
distribuido entre los carlistas y publicado en la prensa al día siguiente: “Los
carlistas, hijos, nietos y biznietos de soldados no ven enemigos más que en el
campo de batalla. Por consiguiente, ningún movilizado voluntario, ni afiliado a
nuestra inmortal Comunión debe ejercer actos de violencia, así como debe evitar
se cometan en su presencia. Para nosotros no existe más actos de represalias
que los que la autoridad militar, siempre justa y ponderada, se crea en el
deber de ordenar”. Dicha orden hizo que desde entonces tanto a mi padre Ignacio
Baleztena Ascárate como a su hermano Joaquín en algunos ambientes, no carlistas
precisamente, se les llamara “los vaselinas”, al considerar que eran muy
blandos por intentar evitar las incalificables represalias.
Tanto es así que mi tía Dolores
Baleztena Ascárate escribiría años después: “¡Lástima no fuera obedecida esta
nota tan llena de nobleza, calificada por algunos de vaselina! El señor Obispo
le felicitó por ella. De haberlo sido, no hubiéramos tenido que lamentar actos
indignos realizados por, quienes huyendo del peligro de la vanguardia, se
creían valientes actuando cobardemente en la retaguardia”.
Al contrario de lo que
injustamente se señala los hermanos Baleztena se distinguieron por hacer todo
lo posible por evitar represalias y fusilamientos, poniendo su vida en juego en
varias ocasiones, salvando decenas de navarros de izquierdas o republicanos, y
a alguna personalidad ilustre como el Dr. Jiménez Díaz. Y eso es ampliamente
conocido entre los más mayores de Leiza y de Pamplona, así que no era tan
difícil informarse.
Es más, los Baleztena fueron
represaliados durante la II República, cuando asaltaron y quemaron su casa con
la familia dentro en 1932 y el Gobernador Civil de la República encargado de
mantener el orden público, para quitarse el problema, en vez de detener a los
autores desterró a la familia Baleztena de Pamplona. Pues bien, mis antepasados
perdonaron y conociendo perfectamente a los asaltantes (teniente de alcalde
incluido) en vez de vengarse o hacer algo contra los autores de aquel episodio,
aun teniendo posibilidad de haberlo realizado posteriormente, lejos de ello
pelearon porque nadie sufriera posteriormente lo que habían padecido ellos ni
cosas peores y siempre nos hablaron de perdón cristiano, que produce la ventaja
de vivir sin odio.
Por todo lo anterior cualquier
referencia, caricatura, retrato o similar vertidos en exposiciones, escritos,
libros o soportes de distinto tipo, que relacione a los Baleztena con
represiones o crímenes, lo único que hacen es demostrar un profundo
desconocimiento en el mejor de los casos, siendo bien pensado, y desacreditar a
los autores y a toda su obra. De sabios es rectificar.
Además de los pseudo
historiadores, periodistas y dibujantes, también la presidenta del Parlamento
que debiera ser de todos los navarros, tiene una ocasión de oro para demostrar
su altura de miras pidiendo perdón públicamente. Un gesto que le honraría.
No obstante es posible, y ojalá
me equivoque, que todo esto no vaya a servir más que para que ciertas personas
sigan difamando la memoria de mis antepasados a cualquier precio. Y lo hacen
porque no les mueve la verdad, ni la justicia, sino el odio. Odian a “los
Baleztena” porque fueron católicos, navarros, fueristas, españoles y vascos
(sí, también vascos, más que muchos de los que los atacan y otros que hasta
hace bien poco nos amenazaban de muerte a sus descendientes, nos agredían y nos
ponían bombas). Y de estas ideas odiadas por algunos nunca renegaron mis
antepasados y por supuesto tampoco yo. Esta es la realidad, esto es lo que
realmente no se les perdona ni se les perdonará.
Sirva esto para que por lo menos
la gente de buena fe, aunque sean de ideología totalmente opuesta, sepa la
verdad a este respecto, desde la coincidencia o la discrepancia ideológica.
Firmado: Javier Baleztena
Abarrategui
Sencillamente Magistral!!
ResponderEliminarSencillamente Magistral!!
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