por Juan Antonio Darder
Médico y candidato de Impulso
Social al Parlamento Europeo
Sin duda una pavorosa mediocridad
se ha adueñado de las instituciones que rigen los destinos de los pueblos, o
peor aun, en muchos casos podemos decir que una "pavorosa
perversidad" es dueña de los centros de decisión política que condicionan
nuestro destino personal y colectivo. Cual termitas, muchos individuos sin
"oficio ni beneficio", y lo que es peor, sin sentido común, engrosan
las filas de los distintos partidos y consecuentemente, de las distintas
instituciones, a los que se han arrimado sin otra finalidad que no sea la de
medrar y lograr un status social y económico que no han conseguido por la vía
del esfuerzo personal, profesional o ciudadano. Una estructura carcomida por
las termitas mantiene una aparente integridad durante cierto tiempo, pero inexorablemente
termina por desmoronarse. Esto es lo que ocurre hoy; el edificio de la
pseudodemocracia partitocrática se tambalea carcomido por un ejército de
parásitos.
Cabe buscar nuevas alternativas
antes de que la casa nos caiga encima, y esta alternativa pasa,
ineludiblemente, por sustituir la legión de trepas que se refugian la "res
pública", por hombres sabios. Entiéndase que el término sabio, no implica
en absoluto una connotación elitista ni oligárquica. El sabio no precisa
haberse graduado en Oxford ni tener media docena de masters expedidos por
prestigiosas universidades norteamericanas. La sabiduría tampoco es erudición.
Sabio es aquel que tiene la virtud de aplicar la razón y la inteligencia a su
experiencia vital, para obtener, de tal conjunción, soluciones y respuestas de
bien. La inseparable simbiosis de razón intelectual y experiencia, son
indispensables para poseer sabiduría. Puede haber personas con cuatro carreras
universitarias y capaces de rellenar un crucigrama en treinta segundos y se encuentran
a mil años luz de poseer sabiduría, y por otra parte, puede haber personas que
aun viviendo tres mil años, de experiencias, tampoco, ni por asomo son capaces
de obtener sabiduría…
Platón, ya indicaba que "la
razón y la sabiduría" son los que deben gobernar, es más, aseveraba que
hasta que sabia razón y poder político no concuerden, las ciudades no tendrán
paz. Lamentablemente, hoy por hoy, nos encontramos en las antípodas del
pensamiento político platónico. Hoy la política no es sinónimo de servicio y
honor, sino que es sinónimo de lucro y especulación, y sin duda se hará difícil
enderezar el rumbo, ya que si la miel atrae las abejas, la carroña atrae a los
buitres, y hoy la política es pura carroña y por ello solo atrae a quién atrae,
salvo honrosas excepciones. Hoy, más que nunca, precisamos de hombres sabios.
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