Dicen las malas lenguas que
determinados políticos se han forrado. No suele ser recomendable hacer caso a
lo que dicen las malas lenguas. Ni siquiera sacar conclusiones del refrán “cuando
el río suena agua lleva”. Pero el río no sólo suena. Se le ve crecido. A la
vista está el boato con que viven muchos de ellos. Públicas son las
colocaciones que les caen cuando abandonan el cargo. Todo ello en pago a
favores pasados. Lo que favorece a unos, perjudica a otros. Y si los unos son
pocos, los perjudicados somos todos.
Así tenemos un país empobrecido y
unos impuestos confiscatorios. El dinero se ha ido a unos cuantos bolsillos.
Han sabido hacerlo, porque además de ricos son beneméritos de la patria. Nos
han traído la libertad, el progreso, la convivencia y muchas cosas más que no
se ven, pero en las que hemos de creer si queremos ser buenos demócratas. Y es
que para ser demócrata hay que ser capaz de creer lo contrario de lo que se ve.
Porque nos lo han revelado los santones de los partidos políticos.
¡Santones de la política,
enhorabuena! Pero menos. Porque tenéis dinero pero vais envejeciendo. Y a todos
nos pasa que cuando éramos jóvenes y queríamos disfrutar nos faltaban los
posibles. Libres de las cargas que suponían la educación de los hijos, ahora no
podemos disfrutar como lo habríamos hecho de jóvenes. Si hacemos un viaje
atrayente, no estamos en condiciones de seguir todas las rutas. Y eso en todos
los órdenes.
Cada vez nos queda menos vela,
que se apagará sin mucha tardanza. Y tendremos que dejar aquí todo lo que
poseemos. Unos, mucho; otros, poco y los más, nada. Los que tenéis mucho
dejaréis todo. Que servirá para que vuestros herederos litiguen entre ellos y
se enemisten. Pero lo que habéis acumulado esquilmando al pueblo quedará aquí
Solo nos restarán nuestras obras.
Esas sí las llevamos al más allá. Las vuestras se resumen en pocas palabras que
encierran vastos hechos: habéis arruinado, pervertido y esclavizado a España. Y
de ello os pedirá cuentas Ese que la doctrina que habéis impuesto dice que no
existe o que si existe no de ocupa de nuestras cosas. Allí no sirven de nada
esos asesores de imagen que os enseñan a embaucar a un pueblo. ¡Ya veréis qué
bien! ¡Y dentro de no mucho!
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