martes, abril 14, 2015
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por Esperaindeo

Últimamente, en estos días, ha vuelto a la palestra pública la polémica sobre el aborto. Se han vuelto a ver manifestaciones y contramanifestaciones por la calle y, se han vuelto a suscitar debates públicos televisivos. Y mientras tanto, se sigue abortando.

Se dan muchas razones contra el aborto y muchas justificaciones también, pero no se va nunca, o casi nunca, al meollo de la cuestión. El aborto es malo, malísimo, sí. Pero lo malo son los porqués que se dan. La gran mayoría de ellos se quedan en que el aborto es matar a un ser humano, a alguien que está vivo. Y que se atenta contra la dignidad humana. Eso, si no se recurre al drama que supone para la mujer que aborta el hecho de abortar, cuando resulta que no son pocas las que recurren al aborto más de una vez, como la que va a la peluquería. Y encima te sueltan que en su útero deciden ellas, cuando más que útero lo que tienen es un patíbulo. Digo yo que para muchas no será tanta tragedia. Tragedia para la víctima, y ya está.

Lo malo del aborto, lo peor y más grave y, que nunca se dice, es que es una grave ofensa a Dios. Matar a un ser humano es destruir a alguien que está hecho a su imagen y semejanza, alguien por el que el mismísimo Dios se encarnó, y murió en la Cruz para su redención. Alguien al que ama infinitamente. Matar a un feto es atentar contra la imagen de Dios, ya que no se puede atentar contra Dios mismo. Es atentar contra el honor de Dios.

Y es de esto de lo que se olvidan muchos católicos al defender el derecho a la vida del nasciturus. Se está ofendiendo a Dios y atacando a su honor. Y es lo primero que debería defender todo cristiano.



Se me dirá que con estos argumentos, no se va a convencer a los ateos abortistas. Puede ser que así sea. Pero lo seguro es que, como decía aquel diputado socialista, es que, si Dios no existe, todo está permitido. Y tiene toda su lógica. Si quitamos de nuestra sociedad y de nuestras conciencias a Dios, resulta que no tenemos un alma creada por ese Dios al que hemos expulsado y por lo tanto, sólo somos materia, más o menos evolucionada pero, solo materia, como un cerdo o un pollo. Y por lo tanto como a la materia se la puede manipular según el antojo y conveniencia de cada cual, se puede destruir cualquier feto ¿por qué no? ¡Si somos materia!

¿Donde radica la dignidad humana sino en ser imagen y semejanza del Creador y ser motivo de su encarnación y sacrificio en la Cruz?

El primero y más importante de los mandamientos de la Ley de Dios es: Amar a Dios sobre todas las cosas. Por lo tanto el más grave de los pecados será faltar al más importante de los mandamientos.

Y difícilmente se puede amar a aquél en quien no se cree. Antes de llegar al quinto mandamiento hay que cumplir el primero, si este no se cumple, si no se cree en Dios, lo primero que habrá que hacer es evangelizar a la sociedad y a todos y cada uno de los que no creen en Él.

Se mata, se roba, se miente, se rompen matrimonios, porque no se cree en Dios. Esa es la causa principal del estado de nuestra sociedad y mientras queramos convencer a la gente de que no mate o, sea honrado prescindiendo de Dios, estaremos perdiendo el tiempo y de paso faltando a nuestra obligación de apostolado y de defender el honor de Dios.

No podremos convencer a nadie de nada prescindiendo de Dios, entre otras cosas porque ya nos lo advirtió Él mismo: “….sin mí, no podéis hacer nada…”. No dijo: podréis hacer poco o, sólo conseguiréis algo… No. dijo, no podréis hacer NADA. Y algunos, erre que erre, que no se enteran.

Salvemos al no nacido, de frente y por derecho, digamos lo primero de todos que abortar ofende gravemente a Dios y que esto tiene graves consecuencias para los que lo practican y para la sociedad que lo consiente.


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