por Esperaindeo
Últimamente,
en estos días, ha vuelto a la palestra pública la polémica sobre el aborto. Se
han vuelto a ver manifestaciones y contramanifestaciones por la calle y, se han
vuelto a suscitar debates públicos televisivos. Y mientras tanto, se sigue
abortando.
Se dan
muchas razones contra el aborto y muchas justificaciones también, pero no se va
nunca, o casi nunca, al meollo de la cuestión. El aborto es malo, malísimo, sí.
Pero lo malo son los porqués que se dan. La gran mayoría de ellos se quedan en
que el aborto es matar a un ser humano, a alguien que está vivo. Y que se
atenta contra la dignidad humana. Eso, si no se recurre al drama que supone
para la mujer que aborta el hecho de abortar, cuando resulta que no son pocas
las que recurren al aborto más de una vez, como la que va a la peluquería. Y
encima te sueltan que en su útero deciden ellas, cuando más que útero lo que
tienen es un patíbulo. Digo yo que para muchas no será tanta tragedia. Tragedia
para la víctima, y ya está.
Lo
malo del aborto, lo peor y más grave y, que nunca se dice, es que es una grave
ofensa a Dios. Matar a un ser humano es destruir a alguien que está hecho a su
imagen y semejanza, alguien por el que el mismísimo Dios se encarnó, y murió en
la Cruz para su redención. Alguien al que ama infinitamente. Matar a un feto es
atentar contra la imagen de Dios, ya que no se puede atentar contra Dios mismo.
Es atentar contra el honor de Dios.
Y es
de esto de lo que se olvidan muchos católicos al defender el derecho a la vida
del nasciturus. Se está ofendiendo a Dios y atacando a su honor. Y es lo
primero que debería defender todo cristiano.
¿Donde
radica la dignidad humana sino en ser imagen y semejanza del Creador y ser motivo
de su encarnación y sacrificio en la Cruz?
El
primero y más importante de los mandamientos de la Ley de Dios es: Amar a Dios
sobre todas las cosas. Por lo tanto el más grave de los pecados será faltar al
más importante de los mandamientos.
Y
difícilmente se puede amar a aquél en quien no se cree. Antes de llegar al
quinto mandamiento hay que cumplir el primero, si este no se cumple, si no se
cree en Dios, lo primero que habrá que hacer es evangelizar a la sociedad y a
todos y cada uno de los que no creen en Él.
Se
mata, se roba, se miente, se rompen matrimonios, porque no se cree en Dios. Esa
es la causa principal del estado de nuestra sociedad y mientras queramos
convencer a la gente de que no mate o, sea honrado prescindiendo de Dios,
estaremos perdiendo el tiempo y de paso faltando a nuestra obligación de
apostolado y de defender el honor de Dios.
No
podremos convencer a nadie de nada prescindiendo de Dios, entre otras cosas
porque ya nos lo advirtió Él mismo: “….sin mí, no podéis hacer nada…”. No dijo:
podréis hacer poco o, sólo conseguiréis algo… No. dijo, no podréis hacer NADA. Y algunos, erre que erre, que no
se enteran.
Salvemos
al no nacido, de frente y por derecho, digamos lo primero de todos que abortar
ofende gravemente a Dios y que esto tiene graves consecuencias para los que lo
practican y para la sociedad que lo consiente.
0 comentarios:
Publicar un comentario