(Cuadro de Mauricio Flores Kaperotxipi) |
por Zortzigarrentzale
La conferencia la pronunciaba un
sacerdote joven. Se trataba de La Misericordia
de Dios en la Santísima Virgen, dentro de un ciclo correspondiente al Año
de la Misericordia. El conferenciante comenzó con un relato de su vida. De cómo
había llegado al sacerdocio. Nos habló de su abuelo, que, en el caserío, todas
las noches presidía el rosario familiar. Y también nos dijo que durante la
guerra habían estado a punto de fusilarlo. Y que después perdonó a quienes lo
habían intentado. Eso suscitó mi curiosidad.
Terminada la conferencia me
dirigí al conferenciante y le pregunté.
- ¿Quién y por
qué quisieron fusilar a su abuelo?
- Ya sabes, cosas de aquellos tiempos.
Rencillas entre vecinos – se evadía.
Yo insistí:
- Pero, ¿cuándo
ocurrió aquello?: ¿En los primeros once meses o cuando llegaron los otros?
El sacerdote evadía la respuesta.
Se fijó en la insignia que llevo en la solapa.
- ¿Es de la
Adoración Nocturna? – preguntó.
- Soy adorador,
pero la insignia no es de la Adoración. Fíjese usted bien.
- Sin gafas no
distingo bien.
- Pues hay un
Árbol de Guernica, surmontado por una boina roja, con borla. En la parte
inferior una flor de lis y a los lados dos margaritas.
- ¡Ah! Se
trata de una insignia carlista. Mi abuelo era carlista.
- Eso es lo
que yo quería confirmar.
El abuelo era carlista. Por eso
rezaba el Rosario en familia y perdonó a quienes habían intentado fusilarlo.
Este tipo de historias son las que te muestran de que pasta estaban hechos estos hombres, forjados en la Tradición.
ResponderEliminarEste tipo de historias son las que te muestran de que pasta estaban hechos estos hombres, forjados en la Tradición.
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