El carlismo catalán, tras haber colaborado y trabajado con
diferentes asociaciones para contener los excesos del nacionalismo este inicio
de curso, ha tenido que retrasar su tradicional Aplech de Montserrat. Este año
es especialmente tenso y por primera vez, en 20 años, han aparecido agentes de
los Mossos d´escuadra, para controlar qué pasaba en el Aplech. Estaban
acompañados de un mal disimulado “fotógrafo” oficial, que se ha dedicado a
fotografiarnos y, también, ocultando cámara, un extraño personaje nos ha estado
filmando.
Este año, ha coincidido con una semana caliente, pues el
lunes se inicia un debate parlamentario autonómico de una resolución
independentista. Y este año, más que nunca, el acto ha tenido un carácter de
ofrecimiento total del carlismo catalán, para estar dispuesto a realizar lo que
Él desee.
En la lectura primera de la Santa Misa se relataba el
famoso hecho en que Elías pedía a una viuda un poco de agua y pan, y ella sólo
pudo ofrecerle menos. Pero de ese casi nada, el Profeta consiguió fructificar
bienes. El Padre Canos, de los Misioneros de Cristo rey, nos transmitió en su
homilía –como siempre- un entusiasmo por seguir luchando, contra viento y
marea. También incidió en la idea fundamental de que los hijos deben obedecer a
los Padres y los matrimonios deben ser santos. Sólo con familias católicas y
Patrióticas podremos salvar España.
Tras la Misa y el responso por los caídos del Tercio, se
leyó el Manifiesto de Montserrat 20015. En él se defiende la voluntad del
carlismo por derrocar la II República, ya no tan sólo por la ilegalidad de su
implantación, sino porque en ella estaba la semilla del odio a la religión y
las tradiciones patrias. La II República iba a ser simplemente un instrumento
para alcanzar una revolución de corte soviético.
Siguiendo esta analogía, el Manifiesto propone entender
que la actual democracia es un sistema que ya se está acabando para dar lugar a
otro; que evidentemente será peor. La actual fractura nacionalista-burguesa
sólo tiene una finalidad: abrir las puertas a una revolución de carácter
internacionalista.
Mañana empieza una nueva etapa del proceso
independentista. Cada vez será más radical y cargada de resentimiento. El
carlismo catalán, con sus medios, se ha comprometido hoy en Montserrat, trono
de la Moreneta, y ante los mártires que descansan en el Mausoleo, que lo
daremos todo para que España y Cataluña vuelvan a ser ellas mismas.
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Carlistas catalanes en Montserrat (2015) |
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