Discurso de Jorge Ruiz junto al Monumento a la Inmaculada de Pamplona. 20 de diciembre de 2015, en el Día de la Juventud Carlista de Navarra.
Como cada año un grupo de carlistas navarros nos acercamos a este
Monumento a la Inmaculada Concepción para rendir homenaje a la Virgen y poner a
sus pies nuestra militancia.
Este año la novedad es que, mientras nosotros estamos aquí, millones
de españoles están acudiendo a sus colegios electorales para ejercer su derecho
al voto. Nosotros no hemos ido a votar porque no nos fiamos de los partidos. Ni
siquiera nos convence el argumento de que “si no vas a votar, no puedes
quejarte”. No nos convence esa patraña creemos, porque si hoy hemos venido a
rendir homenaje a nuestra Madre, la Virgen, es porque podemos ofrecerle hechos,
y no palabras.
Los carlistas estamos desarrollando nuestra militancia política,
social y cultural a través de diversos cauces. A través de distintas
asociaciones, movimientos sociales, alternativas culturales y la propia
Comunión Tradicionalista Carlista. Estamos construyendo sociedad, estamos ayudando
a hacer patria. ¡Claro que nos podemos quejar!
Hemos estado en la calle, somos parte de la gente, y si no vamos a
votar es porque, aunque no sabemos quién va a ganar, sí sabemos quién perderá
después de estos comicios: Navarra. Las elecciones son, por desgracia, una
patraña, aunque es muy positivo que, por fin, haya buenas propuestas y se hable
de política real. Los navarros queremos soluciones concretas, nos da igual que
vengan de la derecha o de la izquierda, de arriba o de abajo. Queremos
soluciones para nuestra amada Navarra y para nuestras familias. Ojala esta
buena voluntad, presente en nuestros barrios, sirva de ayuda para que, de una
vez por todas, vayamos todos a una.
El deber de actuar, de emprender una militancia sincera, está
llamando a las puertas de todos los navarros y navarras. Por eso nosotros los
carlistas, que somos veteranos en esto de construir y hacer política, nos
atrevemos a sugerir que ha llegado la hora de patear a las ideologías, abrir
las ventanas y ventilar nuestros barrios a base de esfuerzo y compromiso. Desde
luego, habrá dificultades. Son demasiados los que viven a costa del régimen
político que padecemos. Sin embargo, no hay nada imposible si continuamos trabajando
con una sonrisa, desde abajo y tratando de abrir nuevos cauces a la
participación vecinal. Tenemos por delante una tarea apasionante.
¡Viva España!
La crónica completa en El Irrintzi
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