El Papa no quiere un partido católico
por Carlos Ibáñez Quintana
Es el titular de un artículo que
hoy (6-05-15) nos trae un diario de amplia difusión.
Los deseos del Romano Pontífice
en ese terreno, no afectan a la vida de nuestra Comunión. Nuestra aparición en
política en 1833 no respondió un deseo del Papa que regía la Iglesia a la
sazón. Nacimos en defensa de una Legitimidad dinástica que comprendía la
defensa de unas tradiciones fundamentales en el ser de España.
Propugnamos soluciones políticas.
No somos una cofradía religiosa. Pero nuestro ideario está iluminado por la luz
del Evangelio. Si el Evangelio ilumina, no creemos que el Sumo Pontífice de la
Iglesia encargada de mantener la luz de ese Evangelio, pretenda que los
carlistas no nos aprovechemos de esa luz.
En nuestra juventud (año 1953)
participamos en Suiza en un campo de trabajo para estudiantes. Había varios
italianos. Dos de ellos eran militantes del MSI (Movimiento Social Italiano) se
quejaban indignados de que, en cada confrontación electoral, los púlpitos de la
iglesias se convertían en tribunas del partido demócrata cristiano. Si eso es
lo que quiere evitar el Papa tiene toda la razón. Está en su papel.
Pero no es ese nuestro caso.
Repetimos una vez más. Los carlistas no esperamos de la Iglesia otra cosa que
luz, doctrina sana sobre la que fundamentar nuestras peticiones políticas.
Somos conscientes de que no hay otro Salvador fuera de N. S. Jesucristo. Y que
los efectos salvíficos de su Redención no se limitan a las personas
individuales, sino a la Sociedad, en general y a las instituciones públicas.
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