por Carlos Ibáñez Quintana
La Tradición vuelve. Donde menos
se espera.
Una semana después de que en
Javier desarrollásemos el anual Foro Alfonso Carlos I, esta vez dedicado al
municipalismo y la política municipal, aparece en El Correo de Bilbao una
curiosa noticia: “Orduña dota de presupuestos a las únicas pedanías de Vizcaya”
Conviene aclarar que agregadas al
ayuntamiento de Orduña existen cuatro aldeas organizadas en sendas pedanías.
Son las únicas de Vizcaya, porque en el mundo rural del Señorío, los barrios formaban
las Anteiglesias. Orduña, que originariamente perteneció a Castilla y fue
donada a los Señores de Vizcaya, tenía sus barrios rurales organizados en
pedanías.
En declaraciones del Alcalde de
la Ciudad, D. Carlos Arranz, que recoge el periodista, se dice que los núcleos
de Lendoño de Arriba, Lendoño de Abajo, Belandia y Mendeica, tenían ciertas
debilidades legales que era necesario subsanar. “Había unas relaciones
evidentes con ciertas competencias pero
no estaba regularizado, faltaba darles forma jurídica y reconocimiento
institucional”. Añade el Alcalde: “No es lo mismo que un concejal de un
ayuntamiento se pase por allí de vez en cuando a que tomen las decisiones los
propios vecinos”.
En esta última frase encontramos
una analogía con lo que contestó D. Carlos VII a los ayuntamientos guipuzcoanos
cuando le preguntaron cómo tenían que gobernarse. “De eso sabéis vosotros más
que yo”.
Dice la noticia que el
Ayuntamiento de Orduña “en marzo pidió que se eliminaran las restricciones
forales a la creación de una asamblea vecinal, cuya historia se remonta al
siglo XII”.
Creemos que no es adecuado, sino
todo lo contrario, aplicar el calificativo de “forales” a unas normas que
impiden reunirse en asamblea a los vecinos. Tales normas van contra el espíritu
de los Fueros. Al calificarlas de “forales” nos dan a entender que emanan de la
Diputación Foral. Y son la prueba evidente que la Diputación de Vizcaya,
conserva el calificativo, pero ha perdido el carácter de foral. Quienes la
gobiernan hacen caso omiso de los Fueros. Gobiernan al modo liberal.
Hay un refrán francés que dice:
“Cachez la nature en revient au galop”, « eliminad la naturaleza y vuelve
inmediatamente ». Es algo que se puede observar en el solar de un edificio
arruinado. Como no se retiren los escombros inmediatamente, entre ellos
aparecen hierbas, arbustos y hasta algún árbol. Es la naturaleza que vuelve inmediatamente.
Ello es una esperanza para los tradicionalistas, pues la Tradición se basa en
la naturaleza, mientras la revolución liberal tiene por fundamento los sueños
de los filósofos idealistas.
Un ayuntamiento gobernado por
Bildu (pues es Bildu quien manda en Orduña) ha querido “subsanar ciertas
debilidades” en su organización municipal y no ha encontrado nada mejor que
volver a la Tradición. Eso nos recuerda la historia que cuenta Chesterton de un
viajero que salió de su tierra; viajó por muchos países en busca de algo bueno.
Por fin llegó a uno que le gustó. Y se dio cuenta que era el suyo propio que
había abandonado. Esperemos que a los españoles les ocurra la mismo y en, mayor
escala, se adopten decisiones como la del Ayuntamiento de Orduña. Y trabajemos
por ello.
Interesante artículo.
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