Declaración ante el túmulo de Bocairent
Discurso de don José Miguel Orts Timoner
Los carlistas del Reino de Valencia, ante el túmulo que guarda los restos
de los muertos en la batalla del Pla de Camorra, entre los voluntarios
carlistas de Santés y las tropas regulares de la I República, mandadas por
Weyler, en 1873, proclaman:
1. Un año más los carlistas elevamos nuestras oraciones por los Mártires de
la Tradición rendimos homenaje a su memoria, tal como nos ordenaba nuestro Rey
Don Carlos VII. Estamos aquí para dar las gracias a los que sacrificaron su
vida, su hacienda, su salud, su tranquilidad, su éxito profesional, su
felicidad personal, por la Causa de Dios, las Españas, las Libertades y la
Legitimidad. Su esfuerzo es la base del nuestro. Las patrias se construyen
acumulativamente, por medio de la tradición, como progreso hereditario.
No se construyen desertando y por eso no desertamos nosotros, los que queremos
ser dignos de vuestro ejemplo.
2. Si desertáramos seríamos desagradecidos y ser desagradecido es de
malnacidos. Hemos visto y estamos viendo deserciones en personas que deberían
ser espejo y ejemplo. Hemos visto, y estamos viendo, hasta traiciones de
quienes se han pasado al moro, glorificando todo aquello que es la continuación
de lo contrario a nuestras raíces; sacando pecho y orgullosos de sus amistades
con los sucesores de aquellos contra los que vosotros, Mártires de la
Tradición, luchasteis. Y por eso, también, queremos tornar en realidades, las
ilusiones que el año pasado se pudieron generar, fruto del mensaje del llamado
a ser abanderado de la Causa, como real es nuestra entrega y nuestra lealtad a
vosotros, Mártires de la Tradición, a esos principios que vosotros defendisteis
y que nosotros, puestos al día, queremos defender. Queremos proclamar aquí que
también sabremos ser leales a quien nos demuestre, con actos y testimonios, que
es digno de nuestra lealtad.
3. Pero el concepto de Mártires de la Tradición en 2014 tiene unas lecturas
más amplias: En él caben, por extensión, las víctimas del terrorismo. No en
cuanto afectados por una violencia ciega de unos descerebrados, sino en tanto
que fueron elegidos por éstos, para amedrentar a la sociedad española como
estrategia coactiva. Los muertos, heridos y mutilados, las familias
destrozadas, son el tributo de España a los nuevos totalitarios que pretenden
romperla. Esa sangre derramada, ese sufrimiento provocado claman justicia.
Merecen, al menos respeto.
Ahora se intenta internacionalizar el conflicto que hasta ahora enfrentaba
a la sociedad con unos delincuentes armados. Desde fuera dictan a nuestros
jueces la reducción drástica de penas a los asesinos por presuntos móviles
políticos. Movilizan a unos “mediadores” extranjeros que dan testimonio de un
“desarme” unilateral que es un insulto a la inteligencia de los españoles y una
burla a la soberanía de España.
Los que hacen el papel de “moderados” hablan de reconciliación y de perdón
a la sociedad para pasar página. Para iniciar una nueva etapa sin muertos. Una
nueva etapa en la que los objetivos del terrorismo se den por conseguidos.
Para ello las víctimas estorban, queman las manos y las conciencias.
Los que mandan no creen en la fuerza moral que les da su mayoría absoluta y
no se atreven a aplicar las leyes. Unas leyes que son papel mojado para los que
dosifican sus “gestos de buena voluntad”, mientras siguen apuntando con sus
armas.
Los carlistas participamos del dolor y de la indignación de las víctimas
del terrorismo y de sus familiares. Y no sólo porque un importante porcentaje
de víctimas y familias son de los nuestros. Es que, por simple decencia, nos
oponemos a que España se humille ante una banda de criminales y sus cómplices.
Nos oponemos a que las leyes dejen de obligar a los que optan por las pistolas
y las bombas.
Por eso hoy, en Bocairent, las víctimas del terrorismo reciben hoy nuestra
oración y nuestro homenaje.
4. También consideramos “Mártires de la Tradición” a tantos y tantos
cristianos perseguidos a causa de su fe, en estos inicios del siglo XXI, ante
la indiferencia de un mundo que se llena la boca con declaraciones de derechos
humanos. Estamos asistiendo a una verdadera persecución de dimensiones más
amplias que las que registra la Historia. África, Oriente Medio y Asia son los
escenarios de ese nuevo holocausto.
Ante el exterminio de los cristianos, fomentado por el llamado Occidente,
pedimos a Dios misericordia y a los hombres justicia. Denunciamos que las
democracias sean más sensibles a los intereses económicos que a las necesidades
de los hombres. Las islas de la abundancia en el mar de la miseria tienen sus
días contados.
5. En el día de los Mártires de la Tradición, nos hemos de acordar a la
fuerza de las víctimas más desvalidas del egoísmo humano: los no nacidos
abortados voluntariamente. Sus estadísticas horrorosas acusan a esta sociedad
criminal.
6. Finalmente, ante esta Cruz de Bocairent, hemos de implorar para todos la
buena voluntad que es condición de la paz. Necesitamos la paz para vivir como
personas. Una paz incompatible con la cultura del odio, con el desprecio del
diferente.
7. Vivir juntos implica considerar la unidad de España como un bien a
preservar. Pero nos decía hace casi medio siglo Álvaro d’Ors: “¿Para qué sirve
la unidad política de España si renunciamos al sello histórico que nos caracterizó
y justificó nuestra unidad? ¿Cuál va a ser nuestro quehacer nacional común si
renunciamos a nuestra tradición? Precisamente fue esa tradición la que
constituyó nuestra unidad política como instrumento necesario de continuidad
histórica. Es lo más natural que quienes quieren renunciar a la Tradición
renuncien juntamente a la monarquía y a la legitimidad, pero será necesario que
renuncien también a la unidad política, y se rindan desarmados ante las fuerzas
de dispersión territorial. Porque para ser una sensata democracia más, (…) no
veo yo que sea necesaria mantener la unidad forjada por nuestros antepasados”.
8. Ante estos huesos de nuestros mártires, los carlistas nos comprometemos
a reconstruir una España digna de su Tradición. Una Tradición que no nos
pertenece a nosotros solamente, que no es exclusiva ni excluyente. Una
Tradición que necesita de la aportación de todos para convertirse en proyecto
ilusionante.
9. Carlistas y amigos que nos acompañáis: ¡Viva Cristo Rey!, ¡Vivan las
Españas!, ¡Viva el Rey que, con legitimidad, quiera serlo de verdad! Un Rey con
nombres y apellidos.
Bocairent, 8 de marzo de
2014
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